Las monedas antiguas pueden llegar a nuestra colección por diversos medios: compra, canje, regalos, hallazgos o… ¡descubrimientos! En realidad, las monedas antiguas pueden encontrarse en los más diversos lugares, acumuladas en forma de tesoros o aisladas, en medio del campo o la montaña, por haber caído accidentalmente del bolsillo de su propietario. Muchos coleccionistas se dedican también a la búsqueda de estos verdaderos tesoros, mediante detectores de metales y otras técnicas apropiadas. Debes recordar, sin embargo, que los objetos arqueológicos e históricos se hallan protegidos por las leyes, y su hallazgo debe ser informado a las autoridades.
¿Qué es un tesoro?
Se denomina tesoro, a una masa de monedas descubierta como consecuencia de algún trabajo como el arado de la tierra o la demolición de un edificio antiguo. Las monedas pudieron haber sido atesoradas por los propietarios de las tierras, enterradas durante una guerra o saqueo para preservarlas, o también haber pertenecido a un gobierno o templo religioso. De hecho, las causas por las que se atesoran monedas son muy numerosas, pero tanto puede considerarse un tesoro un pequeño depósito de monedas de escaso valor en su época, como una montaña de monedas de oro y plata. Los tesoros tienen un gran valor histórico y científico, ya que permiten descubrir nuevos tipos de monedas, obtener información sobre hechos acaecidos en un determinado momento y lugar y mucho más. Por ejemplo, muchos conocimientos sobre el Imperio Romano se han deducido a partir de los depósitos monetarios.
Monedas sueltas
Las monedas sueltas no constituyen un tesoro, pero no por eso son menos interesantes. El hallazgo de una moneda rara o antigua en un lugar aislado despierta innumerables interrogantes pero… es difícil que una moneda de estas características se encuentre en la superficie; lo más probable es que se halle a una prudencial distancia bajo tierra. Muchos numismáticos simplemente salen de excursión provistos de equipos como detectores de metales que les permiten descubrir monedas enterradas. Por ejemplo, se han detectado monedas en lugares tan sorprendentes como encajadas en las raíces de un árbol o en lodazales. Para tener éxito en la búsqueda de monedas sueltas con un detector de metales, es necesario desarrollar una buena técnica de medición del suelo, aprender a reconocer las señales y contar con herramientas aptas para la extracción de la moneda de acuerdo al lugar en que se encuentre. De hecho, los objetos metálicos son muy difíciles de distinguir a simple vista.
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