Hemos mencionado en algún artículo que, en especial los noveles numismáticos, desearían tener una colección de monedas brillantes y con aspecto de recién acuñadas. En cambio los coleccionistas experimentados saben que el paso del tiempo otorga a las monedas una pátina o lustre que no solamente protege el metal sino que, muchas veces, con sus tonos dorados, azules o irisados, aumentan el valor de la pieza. Sin embargo a veces el tiempo, la humedad o la exposición al aire pueden dañar las monedas.
El paso del tiempo
Es interesante saber cómo actúa el paso del tiempo sobre la superficie de las monedas según el metal. Por ejemplo las monedas de oro son relativamente inalterables, mientras que los demás metales sufren cambios al estar en contacto con el ambiente por efecto de la corrosión, que es la pérdida de electrones del metal que compone la moneda. En realidad, al reaccionar con el medio ambiente, se produce una pátina o película que recubre la superficie de la moneda actuando como una capa protectora. Esto sucede particularmente con las monedas de cobre y bronce; en el caso del cobre la pátina puede ser morada, marrón o negra. Las monedas de plata por su parte adquieren una pátina dorada, verde o azul y las de zinc se cubren de manchas blanquecinas. Estas pátinas pueden ser muy bonitas y aumentar el valor de la moneda; sin embargo, debes estar atento ya que en las monedas de bronce o latón pueden convertirse en el llamado “cáncer del bronce”: manchas verde pálido, de aspecto polvoriento, que si no se eliminan correctamente en poco tiempo destruirán las monedas.
Monedas al aire
El aire que respiramos, especialmente en las ciudades, está cargado de contaminantes. El polvo ambiental, las partículas contenidas en humos y vapores, el desgaste de los neumáticos y hasta las radiaciones electromagnéticas son algunos de los factores contaminantes. Algunos elementos contaminantes pueden ser especialmente peligrosos para las monedas, como el sulfuro de hidrógeno que puede pasar de ser una bonita pátina dorada o azul sobre una moneda de plata… a una gruesa y desagradable capa de color negro. La única forma de evitar el ensuciamiento de las monedas debido a los contaminantes del aire, es almacenando las piezas de tal forma que se encuentren los más aisladas posible del ambiente.
La humedad ambiental
Las condiciones ideales para la conservación adecuada de las monedas son: temperatura moderada y humedad baja. Sin embargo, no siempre es posible contar con estas condiciones; de hecho, las monedas comienzan a sufrir formas de corrosión, oxidación y desgaste con sólo un 35% de humedad ambiental y crear un ambiente seco es bastante difícil, en especial en los países o regiones de clima húmedo. En la actualidad hay un conjunto de productos que absorben la humedad ambiental y permiten mantener secos entornos como armarios, cajones o interiores de cajas, baúles o estuches. Te recomendamos utilizar gel de sílice, contar con buenos paños absorbentes y utilizar guantes de algodón para manipular las monedas.
Foto: vía Morguefile